Tras un buen desayuno (café, zumo y una bollería exquisita) volvemos al hotel para planear el itinerario de nuestro tercer día en la ciudad.
Nos trasladamos al distrito de Roppongi, concretamente a una "mini-ciudad" que llaman Roppongi Hills. Casas de lujo, parques, y el impresionante Museo Mori de Arte Contemporáneo de la planta 52 del edificio Mori Tower, donde uno puede observar la gigantesca ciudad de Tokio.
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En el museo se presentan obras del artista AI WEIWEI que se exponen en ese momento, además de fotografías sobre como se fueron construyendo los estadios olímpicos de Shangai y unas videoproyecciones un tanto surrealistas pero que a mí personalmente me fliparon.
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Comemos un menú por aproximadamente 6 euros que se componía de una sopa de algas, espaguetis a la bolognesa y café. Calidad-precio bien.
.La guía nos conduce a una zona cercana a Roppongi, Akasaka. Se trata de uno de los más importantes centros de negocio de la ciudad. Al parecer, pasear por sus calles compuestas por grandes edificios acristalados en pleno agosto no tiene nada de impactante, sinceramente creo que invertir tiempo y energía en conocer ésta zona no merece la pena..
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