martes, 1 de septiembre de 2009

10 de agosto 2009

El despertarse completamente despejado a las cuatro de la madrugada y observar desde la ventana del hotel que está lloviendo con ganas no parece un buen comienzo. Uno se caga en el jet lag con más rabia que haber pisado mierda, y pese al cansancio y la jarreada que está echando salimos a desayunar a la cafetería más proxima del hotel.

Tras un buen desayuno (café, zumo y una bollería exquisita) volvemos al hotel para planear el itinerario de nuestro tercer día en la ciudad.

Nos trasladamos al distrito de Roppongi, concretamente a una "mini-ciudad" que llaman Roppongi Hills. Casas de lujo, parques, y el impresionante Museo Mori de Arte Contemporáneo de la planta 52 del edificio Mori Tower, donde uno puede observar la gigantesca ciudad de Tokio.
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En el museo se presentan obras del artista AI WEIWEI que se exponen en ese momento, además de fotografías sobre como se fueron construyendo los estadios olímpicos de Shangai y unas videoproyecciones un tanto surrealistas pero que a mí personalmente me fliparon.
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Comemos un menú por aproximadamente 6 euros que se componía de una sopa de algas, espaguetis a la bolognesa y café. Calidad-precio bien.
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La guía nos conduce a una zona cercana a Roppongi, Akasaka. Se trata de uno de los más importantes centros de negocio de la ciudad. Al parecer, pasear por sus calles compuestas por grandes edificios acristalados en pleno agosto no tiene nada de impactante, sinceramente creo que invertir tiempo y energía en conocer ésta zona no merece la pena..
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Volvemos al hotel a descansar un rato y tras un par de horas de siesta decidimos terminar el día cenando en Shinjuku, nuestro barrio.
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Nota: Aún sabiendo que Roppongi es una zona recomendada para salir de marcha, el cansancio que acumulábamos a ultima hora del día y el jet lag mataron nuestra curiosidad por querer conocer la vida nocturna del lugar. (Mucha pereza).

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