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Después nos trasladamos hasta el Rokuon-ji Temple, edificio de tres plantas y recubierto por completo de oro puro, una maravilla.
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Comemos un arroz con pollo al curry y un caldo de pescado, y nos dirigimos hasta Gion, la parte vieja de la ciudad. Sus estrechas calles y adentrarse por los jardines que rodean el Santuario nos flipa pero hace un calor aplastante.
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Volver en bici hasta los jardines imperiales por el borde del rio Kasturagawa y observar las casas más antiguas de la ciudad (Ponto-cho) es un paseo increíble, mola, relaja...
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Después de una duchita volvemos a Gion. Llueve, y pensamos que ése puede ser el motivo por el cual no abundan Geishas por las calles. Solamente pudimos ver a una conversando con un grupo de personas dentro de un restaurante y fotografiarla me resultó imposible.
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Cenamos en un local muy recomendable llamado "S.Love and special souce", espaguetis a la carbonara, espaguetis a la marinera y una tarta de queso terrible.
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